Renault Safrane
Renault Safrane: El Renault de lujo
El Renault Safrane demuestra que en la década de los noventa, las marcas generalistas se propusieron plantarles cara a las grandes premium alemanas. Fueron diseñadas grandes berlinas de representación con el objetivo de plantarles cara a las tres grandes marcas alemanas que dominaban el mercado.
Las marcas francesas fueron las más atrevidas creando vehículos de un gran tamaño y lujo pertenecientes al Segmento E. Eran los encargados de representar a sus marcas en la cumbre a lo que en lujo y tecnología se refiere. Su precio era similar al de las berlinas alemanas, pero también las características estaban a la altura.
A pesar de la gran inversión que supusieron para las marcas, su nivel de ventas fue un fracaso absoluto. Principalmente, porque el comprador que iba a desembolsar una buena cantidad de dinero prefería optar por los alemanes.
Renault, siempre supo dotar a sus modelos de un gran nivel de lujo y tecnología. Tras el éxito del Renault 21, la marca decidió continuar la tradición con el Safrane. Era un coche muy avanzado a su época, quizá incomprendido, pero lujoso y sofisticado. Su nivel de lujo no solo estaba a la altura de los premium, sino que en algunas ocasiones los superaba. Era el Renault de lujo.
Gracias a la colaboración de Maximotor, hemos podido probar un Renault Safrane en un excelente estado.
Un Renault de lujo:
El Renault Safrane es el sucesor del Renault 25, se trata de una berlina de tres volúmenes con portón trasero. Era una de las mejores berlinas de la época y sin duda alguna una de las más exclusivas. Su filosofía premia la comodidad y el buen gusto, aunque no renuncia a un buen aplomo en carretera. En su época ofrecía un equipamiento impresionante, muy avanzado respecto a los coches de su época.
El Safrane es un coche el Segmento E y eso se nota. El Renault de lujo muestra una gran calidad de construcción muy superior a los estándares de la época. Todo el material es de calidad y perdura con el paso de los años. Es un coche fiable y eso se agradece además de ser un vehículo que envejece bien. Es un automóvil robusto, diseñado por los mejores ingenieros de Renault de la década de los noventa.
Lujo a la francesa:
Renault nos tiene acostumbrados a dotar a sus vehículos con una gran carga tecnológica y con una gran calidad percibida. Todo está diseñado para el máximo disfrute en marcha tanto del conductor como de los ocupantes. Su diseño es elegante, imponente y distinguido, resultando un tanto futurista para la época, aunque también resulta algo conservador. El Safrane fue el encargado de estrenar el lenguaje de diseño que utilizaron los demás Renault en los años noventa. El frontal es simple, con la parrilla en el centro de dimensiones poco atrevidas donde destaca el rombo.
Las ópticas delanteras del Renault Safrane son estrechas y alargadas, para darle más empaque y elegancia. El capó es largo, lo cual hace que el Renault de lujo sea un coche imponente incluso hoy en día. La línea lateral es esbelta y atractiva, más propia de un Audi de los noventa que de un Renault. La trasera es lo que más diferencia al Safrane de una berlina alemana. En vez de ser la clásica berlina, cuenta con un práctico portón que da lugar a una atractiva forma. Los pilotos traseros se extienden horizontalmente a lo largo del portón trasero, detalle que me recuerda al actual Talismán. Es esta ocasión no hay faros ni pilotos LED, los noventa fue la época del triunfo de los halógenos.
Un coche que envejece bien:
El Renault de lujo, tras llevar 19 años a sus espaldas, envejeció realmente bien. Las líneas no se perciben anticuadas a pesar de su edad y su equipamiento tampoco. La comodidad de sus asientos es símbolo de que vamos en un coche de verdadero lujo. Tiene gran cantidad de detalles por todo el habitáculo que nos recuerdan que no estamos en un Renault cualquiera. Toda la tradición, el esmero y la dedicación de Renault está presente en el Safrane.
Un interior amplio y elegante:
En su época, el interior del Safrane se atrevía a innovar huyendo de los estándares de la época establecidos. Las líneas son sobrias, pero funcionales y bien rematadas. Todo está en sus sitio y eso se agradece. El salpicadero cuenta con un diseño lineal y horizontal que premia el confort y el cuidado por encima del diseño. Podríamos decir que tiene un diseño minimalista, todo está tapado, al contrario del resto de coches de su época. La consola central es ancha, y apuesta por un diseño más bien simple al estar cubiertas sus funciones. En el centro del salpicadero destaca la pantalla desde la cual se regula la climatización, la radio está ocultada.
El diseño del volante es simple, es el volante con airbag clásico de los años noventa. Su tacto es agradable, pero en comparación con los volantes actuales, los años lo delatan.
Uno de los coches más espaciosos:
El Renault de lujo no es un coche, es un auténtico salón rodante. Sus asientos delanteros son más bien grandes butacas, resultan realmente cómodos. La comodidad de la banqueta traseras es más bien digna de los mejores sofás franceses, es indescriptible. Se aprecia que en su época, este vehículo fue diseñado para realizar grandes viajes con el máximo grado de confort. El tapizado de tela de la unidad de Maximotor tiene un tacto realmente agradable, aunque ya se ofrecía con cuero. El espacio para las piernas tanto en las plazas delanteras como traseras es enorme y tiene cinco plazas reales. Es un vehículo de la vieja escuela, el cual no cuenta con molestos túneles de transmisión y caídas de techo.
Su maletero es enorme, con una capacidad de 455 litros se situaba como la referencia del mercado en su época.
Equipamiento avanzado:
Para estar hablando de un clásico moderno de los años noventa, su equipamiento parece ser más reciente. En su época era conocido como la nave espacial por contar con múltiples indicadores digitales y mucho equipamiento. Las unidades más equipadas contaban incluso con GPS, xenón, asientos eléctricos, ordenador de abordo, techo retráctil…
Esta unidad probada se trataba de un acabado intermedio, pero ya contaba con un equipamiento avanzado en su época. Destacan el climatizador digital, los elevalunas eléctricos, las llantas de aleación y los espejos eléctricos.
Una conducción tranquila:
Los años pasan para todos y también para el Renault Safrane de lujo. A pesar de los años no se percibe muchas vibraciones, lo que indica que el coche está en buen estado. Las suspensiones se mantienen en buen estado y son igual de cómodas que el primer día. La dirección asistida es cómoda, pero no tan precisa como la de los coches actuales, es de esperar…El tacto de los pedales es a la antigua, un tanto duro, el acelerador es tipo tabla, muy cómodo. Las marchas entran fácilmente, pero con un recorrido grande de palanca.
Hay que destacar que este vehículo no fue diseñado con aptitudes deportivas, todo lo contrario. Es un coche cómodo, agradable de conducir pero hay que tener en cuenta que no es comparable con coches actuales. Su conducción resulta equivalente a la de un Audi A6 C4 (1994) o a la de un Mercedes W210.
Un diésel de la vieja escuela:
Esta unidad probada del Renault Safrane de lujo contaba con el propulsor diésel 2.2 dT de 113cv. Es un motor realmente fiable (de los mejores diésel de Renault). Es un propulsor de esos que cuando abres el capó parece más bien sacado de un camión, es enorme…
En marcha es el típico diésel de antes, es perezoso, pero potente. Por un lado se aprecia que 113cv resultan algo escasos para mover una mole de 1600kg. Por otro lado, sus 2200 cm3 le dan una buena cifra de par que hace que sea notablemente potente. El sonido no te va a enamorar, claro está, pero su consumo de 7L/100km es realmente bajo.
Conclusión:
El Renault Safrane fue uno de los mejores coches de lujo de Renault. Se seguirá recordando por la nave espacial durante tiempo, ya que supuso un avance increíble. Es un coche que se atrevió a plantarles cara a los grandes Audis y Mercedes de los noventa. No solo les plantó cara, sino que se posicionó como un rival directo para ellos. Es un vehículo que envejece bien, duro, cómodo y elegante, es todo un clásico moderno. A pesar de tener casi veinte años, no me dejó indiferente, se ve que fue todo un cochazo. Tuvo sucesores, el VelSatis, el Latitude y el Talismán pero el Safrane siempre será recordado por la nave espacial. El Renault 25 puso el listón muy alto, pero el Safrane supo seguir su legado y mejorar lo inmejorable.
Un especial agradecimiento a Maximotor por dejarnos probar para Vayacoche! este pedazo de historia de la marca del rombo.
Víctor García Pérez
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